La infección por SARS-CoV-2 representa un problema sanitario mundial que ha afectado a millones de personas. Múltiples aspectos de la respuesta de defensa propia del huésped ante este patógeno, así como la asociación de esta con el curso de la enfermedad, aún no se han dilucidado del todo. Dicha respuesta inmunológica se caracteriza por la diferenciación y proliferación de una variedad de células inmunitarias concomitante a la producción de mediadores inmunitarios. En particular, destacan las células B tienen la capacidad única de generar anticuerpos protectores contra las partículas virales, una vez que se diferencian hacia células plasmáticas.
Interesantemente, los linfocitos B pueden desarrollar funciones efectoras independientes a la producción de los anticuerpos, fungiendo también como excelentes células presentadoras de antígenos, además de producir eficientemente diferentes citocinas pro- o anti-inflamatorias. Este papel cada vez más reconocido de los distintos tipos de células B y plasmáticas en las respuestas inmunológicas protectoras y/o patógenicas, junto con los avances tecnológicos recientes (principalmente genómicos/citómicos), han generado una gran cantidad de información sobre la ""novedosa"" heterogeneidad de este compartimento celular inmunitario humano.
Así, se ha demostrado la existencia de nuevas poblaciones de linfocitos B circulantes, caracterizadas por fenotipos específicos. Una de estas, denominada como células B ""Dobles Negativas"" (DN) debido a la ausencia de CD27 e IgD en su superficie, ha sido ignorada durante mucho tiempo en los análisis clásicos por citometría de flujo, pero ha emergido con una relevancia significativa en los últimos años debido a sus probables implicaciones en diversas patologías. Estas células B DN se encuentran expandidas en muchas enfermedades, especialmente en las autoinmunes, aunque también en contextos infecciosos agudos o crónicos, lo que proporciona un impulso para estudiar a profundidad sus funciones en la patogenia de esta entidades, especialmente sus propiedades hiperreactivas y su capacidad para diferenciarse en células plasmáticas o para producir citocinas.
La evidencia reciente en el ámbito inmunológico indica que la población de células B DN es compleja y diversificada. De esta forma, existen antecedentes que clasifican al menos cuatro distintas subpoblaciones de células B DN, identificadas como DN1, DN2, DN3 y DN4, de acuerdo con sus niveles de expresión de ciertos marcadores como CD11c, CD21 o CXCR5. Las células DN2 han sido por mucho las más estudiadas en los últimos años, demostrando una elevada representación en lupus y varias enfermedades virales crónicas. Estas células poseen una alta capacidad responsiva a estímulos ""innatos"", así como un perfil pro-inflamatorio, dominado por la expresión del factor de transcripción T-bet. En contraparte, el resto de las subpoblaciones DN no han recibido atención, debido principalmente a que no se habían encontrado modelos de enfermedad en donde se reportara su expansión.
Curiosamente, nuestro grupo de trabajo ha reportado recientemente en una pequeña cohorte de pacientes con COVID-19 agudo, la expansión de los compartimentos DN1 y DN3 (Sosa-Hernández et al, Front Immunol , 2020). Considerando nuestros resultados previos y la poca evidencia disponible en la literatura, creemos que las células DN1 se asocian a contextos inmunosupresores, mientras que las DN3 serían más parecidas a las DN2, ejerciendo un papel patogénico en el contexto de esta enfermedad, aunque desconocemos los mecanismos efectores que estas células podrían ejercer. Por ende, uno de nuestros principales intereses con este proyecto consiste en caracterizar fenotípica y funcionalmente a estos linfocitos B atípicos, hasta ahora completamente ignorados en el campo de la inmunología, ya sea en el contexto patogénico o en homeostasis.
Adicionalmente y dado que la expansión de las células B DN, particularmente la ya estudiada población DN2, se correlaciona ampliamente con las características clínicas y de laboratorio de pacientes con diferentes enfermedades, creemos que las células B DN1 y DN3 podrían ser también explotables como biomarcadores de seguimiento y pronóstico, particularmente en la COVID-19; por ello, analizaremos también una cohorte amplia de pacientes con esta enfermedad, para evaluar su potencial en la caracterización clínica, clasificación o incluso pronóstico de estos individuos.
Aunque la contribución de los linfocitos B en la resolución de infecciones suele establecerse en fases avanzadas o crónicas, hay informes que sugieren que algunas subpoblaciones de este linaje podrían participar durante las fases agudas de dichas patologías, en formas distintas a la secreción de anticuerpos. Estos linfocitos B ""atípicos"", que ciertamente poseen propiedades innatas debido a su elevada capacidad de respuesta vía TLRs, incluyen las células DN que se expanden notablemente en las infecciones víricas, bacterianas o parasitarias, así como en trastornos autoinmunes.[6]
Además de la subpoblación patogénica DN2, la cual se ha reportado previamente expandida en lupus, hepatitis C, en la infección por VIH[8, 18], y más recientemente por nuestro grupo de trabajo en COVID-19[17], y que se ha descrito como precursores de células plasmáticas con capacidad de secreción de citocinas proinflamatorias como INF gamma o IL-6[12-14]; no se sabe casi nada sobre las funciones de las restantes subpoblaciones de DN.
Nuestros propios antecedentes indican que la COVID-19 representa un excelente modelo para el estudio de estas subpoblaciones debido a que durante su curso agudo encontramos alteraciones numéricas en células DN2, DN1 y DN3 circulantes[17]; interesantemente, para el caso específico de las DN1 y DN3, representa la primera vez que se reportan estos cambios en cualquier contexto patológico, careciendo aún de datos que nos indiquen su origen o su significado funcional. Debido a que dichos antecedentes se generaron con un número muy limitado de pacientes y únicamente como un estudio descriptivo, pretendemos ahora definir a estas poblaciones DN1 y DN3 en el aspecto funcional, además de extender el conocimiento que poseemos de las mismas como un elemento de apoyo en el diagnóstico/pronóstico clínico para los pacientes con COVID-19, que desafortunadamente sigue siendo un problema de salud pública en nuestro país y el mundo.
De acuerdo con nuestro estudio previo, la proporción aumentada de DN3 parece estar ligada a peores desenlaces en los pacientes con COVID-19 más graves[17], lo que nos hace sospechar un papel proinflamatorio de estas células, similar a aquel ya descrito para las DN2. Adicionalmente, se ha descrito de forma muy somera, que poseen niveles elevados de moléculas de histocompatibilidad, así como una alta expresión de moléculas de adhesión o asociadas a rearreglos de citoesqueleto[19], por lo que es posible que posean una competencia de presentación antígenica incrementada, derivada de una potencial capacidad fagocítica exacerbada, tal y como sucede con otras subpoblaciones células B no convencionales (como las B1 o las de zona marginal).
Por otro lado, las células DN1 mostraron una reducción en sus cantidades en la COVID-19, siendo esto más evidente en los casos críticos. En nuestra pequeña cohorte de pacientes, un número normal/elevado de células DN1 circulantes parece estar asociado a un curso menos grave de la enfermedad, e incluso a un mejor desenlace en los pacientes hospitalizados[17]. Una vez más, dado que no existe mayor información de estas células en la literatura, sólo podemos argumentar sobre su potencial anti-inflamatorio, ya que se ha informado de que las células con un fenotipo similar al de las DN han sido documentadas como potenciadoras de la proliferación de linfocitos T reguladores[20]. De este modo, es posible que el subgrupo de DN1 pueda representar una población Breg no descrita previamente, que ayude a mantener la homeostasis en la COVID-19 leve/moderada, pero que se pierda en los casos graves o críticos.
En consecuencia, determinaremos los números de las subpoblaciones DN1 y DN3, junto con variables clínicas y de laboratorio, así como citocinas relevantes en COVID-19, en una cohorte de al menos un centenar de pacientes con distinta severidad de la enfermedad, obtenidos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ). Al estudiar dichas subpoblaciones y relacionarlas con los parámetros mencionados con un enfoque multivariado, pretendemos que su determinación permita contribuir a la segregación y clasificación de los pacientes, apoyando así en su manejo terapéutico. De forma paralela, mediante la realización de ensayos funcionales y una fenotipificación exhaustiva, obtendremos información para dilucidar el papel hasta ahora desconocido de estas células B DN1 y DN3, ya sea en el contexto de esta enfermedad o en condiciones homeostáticas.